Las actividades extracurriculares son vistas usualmente como algo complementario a la preparación académica, dándole a los jóvenes la oportunidad de desarrollar sus intereses fuera del aula. En ocasiones, desafortunadamente se convierte en un reflejo de la desigualdad, pero cuando se forma un grupo sano e inclusivo, puede tener un impacto positivo en el desarrollo personal y el rendimiento académico.
El impacto de las actividades extracurriculares no solo desarrolla habilidades sociales y emocionales como la mentalidad abierta, trabajar en equipo y fomentar la empatía. Estas también aumentan la concentración, el pensamiento crítico y la resolución de problemáticas.
Desde el deporte hasta el teatro, estas actividades ayudan a desarrollar habilidades sociales, físicas y emocionales. Desafortunadamente, como con cualquier otra cosa en la vida, el exceso o mala gestión de estas actividades puede causar efectos negativos, generando estrés y agotamiento. Es necesario buscar un equilibrio entre esfuerzo y disfrute para lograr que estas actividades tengan un impacto positivo a la salud mental y el bienestar propio.
A través de estas actividades, los estudiantes adquieren habilidades y valores que los preparan para enfrentar desafíos en su vida adulta y profesional. Demostrando que tenemos áreas de mejora que podemos explotar, algunos aspectos que se pueden mejorar o desarrollar son:
– Desarrollo de habilidades sociales, emocionales y cognitivas.
– Fomento de la motivación y el compromiso.
– Gestión del tiempo y responsabilidad.
– Ampliación de la curiosidad intelectual.
– Desarrollo de habilidades de liderazgo.
– Impulso de la autoconfianza.
Como ves, la importancia de las actividades extracurriculares puede ayudarte a desarrollar muchas habilidades necesarias para la vida adulta profesional y personal. Además de poder desarrollar valores éticos, obtienes una red de contactos amplia que puede serte de ayuda en el futuro.
Ahora bien, la inclusión y la diversidad son claves en la educación para el desarrollo de sociedades más equitativas y justas. Lamentablemente, las actividades extracurriculares no siempre son así, ya que puedes encontrarte con lugares que lejos de hacerte crecer te harán sentir menos, ya sea porque una clase social se apodera de la actividad o porque simplemente se han creado estereotipos y ambientes donde estudiantes que son nuevos o minorías no se sientan bienvenidos.
Sin embargo, las actividades extracurriculares también se han convertido en un medio para promover los valores que estas mismas a veces carecen. Proporcionan espacios para estudiantes de diferentes orígenes, culturas y perspectivas, creando ambientes de inclusión y de confianza, creando también empatía.
Las actividades extracurriculares tienen un potencial enorme para nuestro desarrollo como individuos en el ámbito profesional y personal. Sin embargo, hay que fomentar los entornos inclusivos y diversos en los que los estudiantes puedan ser aceptados y bienvenidos sin importar su origen, etnia o clase social. El valor real de estas actividades es el desarrollo integral de los estudiantes, ayudándolos a convertirse en individuos completos y profesionales competentes.