La universidad suele ser cansada y agobiante, llega a afectar el bienestar emocional y la salud mental de muchos estudiantes, ya sea por la carga académica, expectativas plantadas en ti o la transición a la adultez, los universitarios presentan altos niveles de ansiedad y estrés. La música representa el refugio perfecto, donde los universitarios pueden desahogarse y encontrar alivio emocional, además de la posibilidad de mejorar la concentración y productividad.
La música es un refugio para muchos, lo cual no es una sorpresa, ya que múltiples estudios confirman que la música tiene un impacto cognitivo. Hay investigaciones que demuestran que escuchar música eleva los niveles de dopamina, un neurotransmisor que genera placer, como cuando una canción nos hace sentir bien. Un estudio realizado por la Universidad de McGill encontró que la música puede disminuir los niveles de cortisol, una hormona del estrés.
El estado de ánimo es algo que no se puede controlar, afortunadamente la música sirve para guiar nuestro estado de animo hacia una dirección en concreto. Escuchando música podemos crear una conexión profunda con alguna canción o melodía y después esa melodía asociarla con una experiencia de vida.
Reflejamos nuestro estado de animo en la música, cuando nos sentimos tristes buscamos canciones que reflejen lo mismo, tal vez buscando validación o consuelo. En cierto punto la música que escuchamos se vuelve parte importante de nuestra identidad, dándonos un sentido de pertenencia.
En 2020 el COVID-19 y la pandemia atacaron, obligándonos a estar aislados socialmente, fue la música una de las herramientas que nos hacia sentir unidos. El tiempo se volvió un castigo, no obstante, la música mantuvo la conexión humana y emocional. Aumentaron los conciertos virtuales y sesiones de música en línea, compartiendo esa emoción con otras personas dando una sensación de comunidad y pertenencia en un mundo físicamente distanciado. Compartir con otros la música y el sentimiento que evoca en nosotros nos hace sentir más cercanos, más humildes, más humanos.
Una de las aplicaciones de música más utilizadas es Spotify, quien aprovechó la pandemia para crear listas de reproducción compartidas, como las jam. Al crear esto Spotify tuvo un éxito enorme y un impacto en las personas, en especial en universitarios. La función de Spotify premium cuenta con un descuento para estudiantes, logrando así un fácil acceso a la música para quienes más lo necesitan. Convirtiéndose cada vez más en un recurso de apoyo esencial para la salud mental y emocional.
La música como forma de expresión emocional es un refugio imprescindible para muchos estudiantes. Brinda un escape de las presiones académicas, el estrés y del caos de la vida cotidiana, ayudando a la concentración o a conectar con personas. En momentos de incertidumbre, como lo fue la pandemia, la música fortaleció el sentido de comunidad y ofreció un escape emocional. Como vía de escape, como impulso para continuar o como lo interprete cada individuo, la música es un pilar de apoyo emocional y refleja nuestra identidad.